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¿Has pensado para qué sirven las habilidades sociales?

07.05.2021 07:26

 

Alguna vez te has preguntado por el impacto que tienes a la hora de relacionarte con los otros.  Las habilidades sociales son  precisamente esas herramientas que nos permiten comunicarnos de manera asertiva con los demás.  Son las capacidades para comunicarse de forma apropiada con las otras personas en un lugar o espacio determinado. Donde los pensamientos, emociones, sentimientos, actitudes, entre otras, se expresan de manera oportuna. Respetando a los demás, fortaleciendo las relaciones y disminuyendo cualquier situación que pueda generar conflicto.

Las habilidades sociales son formas de relacionarno mediante el comportamiento verbal y no verbal,  que nos permiten iniciar una conversación,  defender nuestros derechos, opinar, expresar nuestras emociones y sentimientos, corresponder adecuadamente a la comunicación y al comportamiento de los demás.  Estas son adquiridas y dependen de nuestro entorno; se alcanzan con la socialización con otras personas, mediante la observación, la imitación y la práctica.  Por tanto, a la hora de establecer el nivel oportuno de habilidades sociales con los demás, debemos tener en cuenta el grado de familiaridad que se tenga, el género, la edad, la intensión en la comunicación y otros tantos factores que dependen del contexto social y cultural donde nos encontremos.

Y para finalizar ten en cuenta que aquellas personas con un alto nivel de habilidades sociales, tienen grandes capacidades para impactar a su entorno, trabajar en equipo, y generar cambios.

 

 

 

La familia y su importancia en las relaciones humanas

07.05.2021 00:00

Todos pensamos en la familia, pero pocos nos detenemos a pensar sobre su concepto y correspondencia en las relaciones humanas:

 

Hablar de la familia, es hablar de un sistema complejo que encierra diferentes miradas y puntos de vista.  Para el desarrollo de este artículo asumiré la familia como un sistema de interrelaciones biopsicosociales que median entre el individuo, la sociedad y la cultura. Por tanto se entenderá a la familia  como la base inicial para establecer  las funciones centrales de socialización de los seres que van llegando, en ella se transmiten las tradiciones de la cultura, la reproducción de saberes y la creación de vínculos afectivos. 

Al ser una institución de estándar mundial es transcultural; con cambios a través de la historia que además dependen del contexto geográfico que permiten delimitar formas culturales y de socialización familiar diferentes (Gutiérrez de Pineda, 1975). Establecida desde una estructura variada que obedece al tipo de unión y de conformación familiar, por tanto existen distintos esilos de familia que van desde la monoparental, la nuclear hasta la familia extensa, entre otras.

La familia juega un rol muy importante en la sociedad  y en la cultura, ya que influye de manera significativa en la construcción de las dinámicas relacionales que a la vez la permean, la influencian y la afectan por el conjunto de factores políticos, sociales, económicos y culturales que se interrelacionan y que dan lugar a un sin número de dinámicas y relaciones nuevas. Esto implica entonces considerar a la familia dentro de la sociedad y la cultura como un espacio de influencia reciproca en los procesos de producción y reproducción social (Palacio, 2000)

La familia por tanto es generadora de hábitos, estilos de vida, sistemas de valores, normas, actitudes y comportamientos, que a su vez se reproducen y son elementos constitutivos de la cultura y la sociedad. De  tal manera que no se puede mirar aisladamente a la familia sin una interrelación con el contexto social y cultural donde se ubica.

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

Bibliografía

  • Gutiérrez de Pineda, Virginia. 1975. Estructura, Función y Cambio de Familia en Colombia. Editorial Universidad de Antioquia.
  • Palacio,  María Cristina. 2000.  “Visión interdisciplinaria de la problemática familiar” en “Reflexiones para la intervención en la problemática familiar”, Pag. 80.

 

 

Relaciones entre padres e hijos

07.05.2021 00:00

 

Las relaciones entre padres e hijos son las primeras interacciones de socialización que tienen los seres humanos como modelo para sobrevivir y comunicarse con las demás personas por el resto de la vida.

Para la mayoría de los niños y niñas, las figuras paterna y materna representan más que autoridad; un modelo a seguir,  son sus primeros héroes de infancia. Esto no es gratis; para el niño y la niña sus padres o las personas que representan la figura paterna son quienes construyen su primer mundo interior, con ellos, el niño y la niña aprenden a compartir, actuar y relacionarse con los otros.  Además aprenden desde la experiencia que las relaciones son reciprocas y que así como ellos necesitan de los demás para satisfacer  sus carencias de afecto, reconocimiento, abrigo…; también los demás dependen de ellos para satisfacer sus carencias y necesidades.

Esos procesos recíprocos son las denominadas relaciones de interdependencia construidas en el entorno familiar.  Cuando son positivas construyen procesos de solidaridad y cooperación, cuando son negativas se crean relaciones agresivas, egoístas, hostiles y fragmentadas.

Las relaciones positivas entre padres e hijos son construidas en entornos familiares donde la comunicación, el cariño, la comprensión, la solidaridad, el respeto, el apoyo y el control con afecto son los pilares de la relación. 

En cambio cuando en el entorno familiar se evidencia una o varias de las siguientes situaciones como por ejemplo: la desconfianza, el descontrol, el irrespeto, poca comunicación, niveles descontrolados de autoridad, mal manejo del poder, ausencia del padre o de la madre.  Estas relaciones son conflictivas y en ocasiones rotas.  El niño y/o la niña socializados en un entorno hostil, serán más vulnerables ante cualquier problema social, tendrán dificultad a la hora de relacionarse con los otros y presentaran problemas internos cuando tengan que enfrentar obstáculos.

Por tanto una buena relación entre padres e hijos genera confianza reciproca y construye una mejor sociedad.

 

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

Los efectos de la violencia en los niños y niñas

07.05.2021 00:00

 

A mi parecer son pocas las acciones que se toman para evitar el involucramiento directo e indirecto de los niños y niñas con la violencia: llámese domestica, por conflicto armado, por pandillas, por irresponsabilidad de los adultos, etc, etc.

Por eso hoy me atrevo a escribir sobre esto.

¿Cuántos o cuántas de nosotras hemos identificado situaciones violentas infringidas a niños y niñas en nuestro entorno?,  ¿qué hemos hecho para evitarlo?, ¿nos hemos preguntado sobre lo qué pasa en la cabeza de nuestros hijos e hijas frente a las situaciones violentas en el país y en el mundo?, ¿quiénes se han  atrevido a entablar una conversación con los niños y niñas entorno a este tema?, o mejor aún ¿nos hemos puesto a pensar sobre el impacto que dejan los medios de comunicación a los niños y niñas con las noticias, reportes, documentales y hasta programas en torno a la guerra y a la violencia en general?

Creo que somos muy pocos los que a diario nos sentamos a reflexionar, y digo somos muy pocos incluyéndome, porque este tema me taladra la cabeza día tras día; me obsesiona pensar que en unos años el mundo en que vivo sea cada día peor, gracias a la poca conciencia que tenemos de buscar alternativas para que los niños y las niñas tengan un mejor desarrollo mental, una mayor protección.

Ver por ejemplo noticias a diario donde aparecen reportes de niños y niñas muriendo de hambre, desaparecidos, reclutados, desplazados e involucrados en el conflicto armado, abusados y violados sexualmente, robados por personas sin escrúpulos, maltratados, torturados, obligados a hacer trabajos forzados, asesinados incluso por sus propios familiares, entre otras acciones irracionales en una sociedad que se dice llamar civilizada.

Y no bastando con esta atroz realidad, encontramos programas de corte violento en la televisión donde  hacen ver a los niños y niñas que el único lugar que les queda es estar en un mundo de guerra, narcotráfico, de malandros y muerte.

En este ir y venir de la vida diaria entre la realidad y la ficción, ¿qué seres humanos podemos estar construyendo para manejar el mundo?.  Esto es serio.  No sólo se están afectando los millones de niños y niñas que han sido víctimas directas de vulneración y violaciones a su integridad física y psicológica, sino también al resto de los niños y niñas del mundo que a diario tienen que escuchar y ver estas noticias y programas de corte violento.

No es raro ver a niños y niñas jugando a hacer narcotraficantes, esposas de narcotraficantes, jugando a matarse los unos con los otros, verlos asustados preguntándonos sobre lo que ven en las noticias y en los programas, en ocasiones con insomnio, tristes y a veces hasta deprimidos; o para ir más allá donde chicos y chicas ya no se respetan, no se toleran, se agreden física y verbalmente, hasta el punto de hacerse daño y en ocasiones hasta llegar a la muerte como los casos del llamado bullying en los colegios

Así es como en esas condiciones ven su futuro, un futuro incierto sin protección y poco afecto, entonces no es raro verlos construyendo dos únicas alternativas que parecieran mostrarles esta sociedad indolente. Una proyectada a ser parte del futuro como héroes vengadores que consiguen justicia bajo sus propias manos frente a su triste realidad y dos queriendo ser médicos, enfermeras y policías; y aunque la segunda alternativa no es que este mal; estas dos miradas muestran que en su sentir infantil los niños y niñas buscan ser protegidos y protegerse como sea necesario para sobre vivir.

Por tanto y para terminar esta pequeña reflexión mi invitación es a recapacitar, a tomar acciones que permitan que los niños y niñas puedan ver alternativas para la construcción de un mundo mejor y no por el contrario seguir tapando el sol con los dedos,  evadiendo esta realidad que solo perjudica nuestros hijos e hijas, nuestras generaciones futuras y la verdadera paz del país y de la sociedad en general.

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

Tú eres el mentor de tu vida

14.10.2012 11:31

La libertad personal es uno de los elementos esenciales en la existencia humana.  En muchas ocasiones nos preguntamos si en verdad somos libres, o son solo apariencias.  Y ahí es donde nos cuestionamos sobre nuestras vidas, nuestra sociedad, nuestra naturaleza, etc.  Pero si analizamos más a fondo comprendemos que la libertad,  la libertad interior, solo es nuestra en la medida que aceptamos que somos nosotros los que decidimos que y a quién le damos entrada a nuestra vida.

Por tanto,  el camino y el rumbo que le queremos dar a nuestro mundo, solo depende de nosotros, de la capacidad de ser autosuficientes e independientes.  Analiza tu vida, tus relaciones, la forma como te comunicas con los otros y establece características que te permitan determinar cuáles son las acciones inapropiadas que hacen que otros obtengan poder  para manejar tu vida, y piensa que ese poder solo lo has entregado tú.

Aquí el objetivo es tuyo, no es demostrar nada a nadie, pues cuando buscamos demostrar algo ya estamos otorgándole el control a alguien, dale más importancia a lo que haces, que a las opiniones que te puedan dar por lo que hagas.

Ten en cuenta que una actitud positiva abre más puertas que una posición de derrota.  Evalúa siempre tu postura física, social, emocional e intelectual frente a las personas y las circunstancias que te rodean.  Depende solo de nosotros como queremos sentirnos y como queremos ser vistos por la sociedad que nos rodea.

 

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

El lenguaje corporal parte fundamental en las relaciones

26.09.2012 20:42

 

Siempre pensamos si lo que decimos, lo que hablamos y lo que escribimos, es adecuado o no para comunicarnos con los demás, pero pocas veces nos detenemos a mirar sobre cómo actuamos con nuestro cuerpo y cómo nos comunicamos con él.

El lenguaje del cuerpo es tan importante en la comunicación como lo que expresamos verbalmente.  Nuestro cuerpo se convierte en una herramienta fundamental para relacionarnos con los otros. La proporción en los gestos, la forma como miramos, las posturas que adoptamos, expresan nuestra forma de ser sin necesidad de hablar.

Los gestos y los movimientos de nuestro cuerpo no suelen fingir.  Muchas veces cuando decimos algo, nuestro cuerpo está diciendo todo lo contrario.  Como cualquier otro lenguaje, el cuerpo también se expresa y así mismo se puede interpretar.

Las partes que más utilizamos para expresarnos con nuestro cuerpo son la cara, los ojos, las manos y los brazos. Hay infinitas formas de gesticular, mirar, situar las manos  y colocar los brazos de acuerdo a las situaciones que a diario se nos presentan. Asumiendo en cada postura una forma diferente de comunicarnos con los otros. 

Son múltiples las expresiones que pueden revelar al interlocutor lo que pensamos y sentimos.  Con las expresiones manifestamos la empatía, el acercamiento o la atención que se presta; pero también podemos dejar ver la inseguridad, la desconfianza, el nerviosismo…

Cuando caminamos, escuchamos, hablamos y/o saludamos, siempre estamos expresando con el cuerpo.  O sino miremos el caso de una conversación o una exposición; si prestamos atención, nuestro cuerpo se balancea hacia adelante, los ojos se abren, la mirada se fija ante nuestro interlocutor. A la inversa, cuando no es de nuestro agrado, esquivamos la mirada, cambiamos de posición, cruzamos los brazos, etc.

Por otra parte, en el lenguaje corporal la distancia que tomamos a la hora de hablar, también es fundamental en las relaciones.  Esta distancia depende de que tan intima sea.  Cada persona establece por lo menos cuatro zonas: intima, personal, social y pública.  Esta distancia varía de acuerdo al lugar.  En las áreas rurales donde hay menos población la distancia intima o personal será mayor que en las ciudades donde hay más población.

Entre más pública, mayor distancia habrá con nuestro interlocutor.  Cuando un extraño por ejemplo sobrepasa los límites de nuestra distancia intima o personal genera de inmediato un rechazo corporal. 

Estos aspectos y muchos más son elementos claves del lenguaje corporal a la hora de comunicarse con los otros.

Por tanto centrarse en cómo nos comunicamos con nuestro cuerpo es una herramienta fundamental que debemos tener en cuenta a la hora de definir la relación con los otros.

 

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

Referencias Bibliográficas:

  • Pease A. y Pease B, 2006, El Lenguaje del Cuerpo. Editorial Amat.

 

Cuando reconocemos al otro, le damos existencia

14.09.2012 19:53

Como seres sociales que somos, nos identificamos a partir del reconocimiento del otro.  Ese reconocimiento lo hacemos por medio del lenguaje y de la interacción,  que le dan coordenadas a mi vida, llenándola de significados (Berger y Luckman, 1998).  Cuando el otro me ve, me habla, me admira, así sea en las cosas más simples, me da existencia.  Por ejemplo el niño privado de afecto y atención humana tiende a deshumanizarse, a no conectarse con los otros, generando en muchos casos problemas psicológicos fuertes.

Por tanto como seres humanos imperiosamente necesitamos de los otros, no sólo para reconocernos dentro de un espacio social, sino también para reconocernos nosotros mismos; pues a partir del reconocimiento del otro creo mi propia identidad, la defino y la mantengo.  De modo que, me reconozco en un lugar, un tiempo, un círculo social, una familia, una cultura, una profesión, etc.  Dando así conciencia de mi existencia y la de los otros.

El otro es un espejo en el cual me proyecto, me reconozco, me identifico, me relaciono y me comunicó.  Desde que nacemos y mucho antes del nacimiento, necesitamos de la interacción con los otros.  Inicialmente y en la mayoría de los casos lo hacemos con nuestra madre, con nuestro padre, quienes nos dan el mayor reconocimiento de existencia al ser llamados con un nombre y presentados en sociedad, empezando por nuestra familia.  Pero esto no es suficiente, y entonces emprendemos la búsqueda de nuestros propios lazos sociales en diferentes espacios como la escuela, lugares de esparcimiento, en la universidad, en el trabajo, las redes sociales, etc; estableciendo relaciones cercanas de interacción y acercamiento de amistad, amor, compañerismo, socialización, etc. Que nos permiten construirnos como sujetos.

Estas interacciones podríamos asumirlas como relaciones que nos dan existencia cara a cara desde la cotidianidad, no obstante otras formas de darnos existencia es a partir de las interacciones indirectas donde somos nombrados sin hacer presencia (Berger y Luckman, 1998).  Pero hacemos parte de la existencia de los otros, como es el caso de personas quienes leemos, escuchamos o mencionamos, sin necesidad de tenerlas cerca.

Por tanto el reconocimiento me da existencia en la medida en que soy importante para la existencia de los otros, pues si no estoy, no soy, no existo. O si no pensemos ¿cómo sería la vida si no pudiéramos comunicarnos y relacionarnos con los otros?

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

 

Referencias Bibliográficas

  • Berger y Luckmann, 1998, La Construcción Social de la Realidad. 15ª. Reimpresión. Amorortu. Buenos Aires.
  • Berger, 1967,  Introducción a la sociología. Limusa Wiley. México, 1ªedición

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La amistad como valor

11.09.2012 18:09

 

 

 

Con frecuencia los temas con los que a diario nos enfrentamos, terminan siendo más complicados a la hora de analizarlos y plasmarlos en el papel.  Este por ejemplo es uno de ellos.  Casi toda persona, por no decir que todos, hemos tenido amigos que queremos y apreciamos enormemente, pero pocas veces nos sentamos a pensar sobre su valor. 

Entre las grandes amistades de la historia están la de Aristóteles y Platón, Marx y Engels,  Freud y Jung, Vicent Van Gogh y Gauquin, John Lennon y Paul Mc Cartney, entre muchas otras; hasta en los dibujos animados se resalta este valor, por ejemplo la amistad de Pablo y Pedro Picapiedra, Timón y Pumba en el Rey León, Batman y Robin, Bart y Milhouse, Buddy y Buzz Lightyear.

No obstante hoy quiero compartir con ustedes un análisis pequeño frente a lo que podríamos llamar la amistad como valor. 

Pero antes de empezar es necesario conocer qué es la amistad. Esta palabra proviene del latín amicus (amigo) que a su vez se deriva de la palabra amor, o bien de la palabra  “animi” (alma) y “custos” (custodia); que significa “el guarda alma”. En griego  se define desde el compuesto a (“sin”) y ego (“yo”), lo que simboliza “sin mi yo”. Estos términos son un ejemplo de las muchas formas con las que se ha denominado a través de la historia este concepto tan importante para las relaciones humanas. 

Son muchas las maneras para definirla, sin embargo aquí la precisaremos como un vínculo afectivo que implica la relación de 2 personas o más, donde se presentan ciertas condiciones para que se establezca, entre ellas la confianza mutua, el respeto, una buena comunicación, la confidencialidad, la admiración y la empatía entre las partes, permitiendo así compartir no sólo las alegrías sino también las tristezas.

Un buen amigo o buenos amigos son aquellas personas que la vida nos ha permitido escoger como hermanos, son compañeros de vida que nos acompañan a compartir vivencias, ideas, valores, conocimientos y más.  Es aquel o aquellos que se alegran con tus alegrías y sufren con tus tristezas.  Por eso un amigo no busca tus cualidades, sino que te reconoce desde tu esencia, te quiere tal como eres.

Una relación de amistad no se impone, surge y requiere cultivarla para mantenerla. En los momentos más difíciles sabes quiénes son tus verdaderos amigos, porque son aquellos que te acompañan, te apoyan y se solidarizan incondicionalmente contigo durante estos momentos; así como se alegran y disfrutan de cada uno de tus triunfos como si fueran propios.   El filósofo Francis Bacon  afirmaba por ejemplo que "la amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad".

Un amigo sabe todo de ti y confía en tus acciones, pero sabe que si te equivocas debe ser un guía para apoyarte a corregir, pues todos somos seres humanos y tenemos errores.

La amistad requiere de sinceridad, de una buena comunicación sin engaños, sin exigencias, ni interés, de buena confianza, de saber escuchar, perdonar y tener paciencia.  Cuando hay una verdadera amistad puede haber distancia o pasar muchos años sin verse y la relación continúa ahí.

La amistad no tiene límites de edad; desde la infancia hasta la vida adulta establecemos y conservamos las amistades, estos comparten con nosotros muchos momentos a través de la vida; como son los primeros años de infancia, la adolescencia, nuestras celebraciones, el nacimiento de un hijo, nuestros triunfos, nuestros fracasos, etc.

La amistad puede darse entre seres de diferentes especies, y si no, tomemos como ejemplo el perro, uno de los mejores amigos del ser humano.  Estos generan vínculos de afecto muy fuertes.

La amistad es un valor necesario en las relaciones humanas, pues el ser humano durante toda su vida se construye y se constituye a partir del reconocimiento de los otros.

Es importante resaltar también que los vínculos de amistad no siempre se dan cara a cara, hoy en día también se construyen amistades por internet.

Por último cuando tengas una amistad; sé sincero, confidente, leal, respetuoso, solidario, servicial, escúchalo, da las gracias por tenerlo y correspóndele por todo lo que hace por ti, dile sus cualidades, pero también si es necesario para su crecimiento personal y en pro de mejorar las relaciones con los otros, hazle ver sus defectos y errores.  Pues una verdadera amistad nos hace la vida más feliz

 

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

Referencias Bibliográfica

  • Grosso Julio A. , 1993, Reflexiones Volumen 1. JGB Editores
  • https://conceptodefinicion.de/amistad/

Inteligencia emocional

06.09.2012 23:30

El propósito de este artículo es mostrar la importancia del concepto de Inteligencia emocional en las relaciones sociales, como un referente clave a la hora de comunicarnos.  Este se basa en la capacidad de controlar las emociones y sentimientos de uno mismo y de los demás.  La inteligencia emocional requiere de una serie de habilidades sociales y rasgos de la personalidad que permiten al ser humano relacionarse de forma apropiada con los otros, incluyendo la capacidad de resolver problemas, autonomía, capacidad de adaptación, simpatía, amabilidad, respeto, entre otros. 

Surge como termino en el año de 1990 por profesores de la Universidad de Harvard y de la New Hampshire, pero adquiere mayor auge en 1995 con Daniel Goleman, quien convierte el tema en un best-seller. 

La inteligencia emocional permitió asumir dentro de las organizaciones empresariales otros tipos de inteligencia diferentes a la admitida tradicionalmente, reconociendo que no sólo un coeficiente intelectual alto podía permitir el éxito de una persona, sino que también dependía de otros elementos como la capacidad de controlar las emociones, habilidades sociales, conciencia de sí mismo, la empatía o la motivación.  Así fue como las organizaciones empresariales dieron un salto mayor en los últimos años, dando relevancia al tema cuando se trataba de contratar y mantener a los empleados, afirmando que a más nivel de inteligencia emocional mejor capacidad para trabajar en equipo, generar nuevas ideas y asumir riesgos, mientras que a menor nivel se evidenciaba en los profesionales incapacidad de afrontar cambios, resultando ser tóxicos para la organización (Goleman, 1998)

La inteligencia emocional no se debe quedar sólo en el plano de lo laboral, sino en todos los espacios de interacción cotidiana; como la familia, la escuela, nuestros espacios sociales, con nuestra pareja etc. Ya que si establecemos como habito la inteligencia emocional en la construcción de nuestras relaciones podremos tener mejores niveles de comunicación, mayor conciencia sobre nuestras emociones, mejor percepción y expresión emocional, control de los impulsos y pensamientos negativos, más optimismo, elevación de autoestima y una mejor motivación.

 

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

BIBLIOGRAFÍA

  • Goleman, D. 1995. Inteligencia Emocional.  Editorial Kairos. Barcelona
  • Goleman, D. 1998. La Práctica de la Inteligencia Emocional.  Editorial Kairos. Barcelona

 

 

¿Qué es la violencia basada en género o violencia contra la mujer?

05.09.2012 01:13

La violencia basada en el género o violencia contra la mujer es una de las expresiones más negativas que alteran de forma drástica escenarios construidos desde los vínculos primarios de afecto y tejido social.  Esta violencia causa daños en las relaciones de convivencia y es una grave vulneración a los derechos humanos.

La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, adoptada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en 1993. La define como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.

Puede ocurrir en el ámbito público y en el privado. Por ejemplo en el trabajo, en la escuela, y o en la comunidad en general.  El hogar es el ámbito donde ocurre con mayor frecuencia la “violencia intrafamiliar”, siendo la mujer quien más se ve afectada.

Una de las cacusas que la originan son las relaciones desiguales de poder establecidas y aceptadas por un orden socialmente construido que determina una jerarquía y poder diferente para hombres y mujeres. Este orden subordina a la mujer con respecto a los hombres, quienes a su vez ejercen poder sobre ellas de distintas maneras, utilizando la violencia como manifestación de ese poder.  Esta violencia no es sólo una manifestación de la desigualdad de género, sino que a menudo sirve como instrumento para hacer cumplir y perpetuar tal desigualdad en la práctica.

Se habla de 4  tipos de violencia basada en el género.  Estos se agrupan en: violencia física, violencia sexual, violencia psicológica y violencia patrimonial o económica, este último se refiere a la restricción del acceso a los recursos financieros o de otro tipo como instrumentos de control y sometimiento. Dependiendo del ámbito en el cual la violencia sea perpetrada, ésta puede ser agrupada de la siguiente manera:

 

  • En la familia, incluye maltrato verbal y físico, abuso sexual frente algún integrante del hogar,  la mutilación genital y otras prácticas tradicionales que afectan la salud de la mujer, los crímenes de honor, los crímenes de pasión, los actos de violencia perpetrados por otros miembros de la familia y la violencia relacionada con la explotación.

 

  • En la comunidad: incluye maltrato físico y verbal,  la violación, el abuso sexual, el acoso y la intimidación sexuales en el trabajo, en instituciones educativas, u otro lugar de caracter público, la pornografía infantil, la trata de mujeres y niñas, y la prostitución forzada.

 

Otros actos de violencia basada en el género son aquellos que violan los derechos humanos de las mujeres en situación de conflictos armados; en particular el asesinato, el abuso sexual o violación, la esclavitud sexual y el embarazo forzado.

 

También son considerados violencia basada en el género las esterilizaciones forzadas, el uso obligado de anticonceptivos, el infanticidio femenino, los abortos forzados, la selección prenatal del sexo del bebé, los ataques con ácido,  los crímenes raciales, el reclutamiento forzado, la venta de niñas, y los matrimonios a edad temprana.

 

La violencia basada en el género afecta a toda la población, sin distinguir edad, raza, creencia religiosa, condición social o situación económica. Con el hecho de ser mujer se convierte en objeto de violencia basada en el género. Sin embargo es importante destacar que algunas mujeres o más bien algunos grupos de mujeres presentan mayor vulnerabilidad.  Así por ejemplo se identifican entre esos grupos específicos a: mujeres que pertenecen a minorías étnicas, mujeres refugiadas y/o migrantes, mujeres campesinas,  indigentes, en instituciones o detenidas; niñas, mujeres con discapacidades, mujeres mayores; mujeres desplazadas, repatriadas, o viviendo en pobreza; y mujeres en situaciones de conflictos armados, ocupación extranjera, guerras de agresión, guerras civiles y terrorismo, incluyendo la toma de rehenes.

 

Y por último es importante tener en cuenta que los Estados tiene la obligación de actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer.

 

 

Autora: Claudia Milena Pabón Echeverry

 

Referencias Bibliográficas

 

  1. Información General América Latina y el Caribe  Grupo Parlamentario Interamericano sobre Población y Desarrollo (GPI). Escrito por Luisa Kislinger y editado por Dina Cedano, GPI. Primera Edición, noviembre 2005. Esta publicación es posible gracias al generoso apoyo del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM).
  2. https://www.who.int/gender/violence/who_multicountry_study/summary_report/chapter2/es/index2.html