Poema El Amor y la Locura de Félix María Samaniego
Habiendo la Locura
Con el Amor reñido,
Dejó ciego de un golpe
Al miserable niño.
Venganza pide al cielo
Venus, mas ¡con qué gritos!
Era madre y esposa:
Con esto queda dicho.
Queréllase a los dioses,
Presentando a su hijo:
«¿De qué sirven las flechas,
De qué el arco a Cupido,
Faltándole la vista
Para asestar sus tiros?
Quítensele las alas
Y aquel ardiente cirio,
Si a su luz ser no pueden
Sus vuelos dirigidos.»
Atendiendo a que el ciego
Siguiese su ejercicio,
Y a que la delincuente
Tuviese su castigo,
Júpiter, presidente
De la asamblea, dijo:
«Ordeno a la Locura,
Desde este instante mismo,
Que eternamente sea
De Amor el lazarillo.