Cuento sobre los resultados de Jorge Bucay
Había una vez en un pueblo, dos hombres que se llamaban Joaquín González. Uno era sacerdote de la parroquia y el otro era taxista. Quiere el destino que los dos mueran el mismo día. Entonces llegan al cielo, donde los espera San Pedro.
-¿Tu nombre? -pregunta San Pedro al primero.
-Joaquín González.
-¿El sacerdote?
-No, no el taxista.
San Pedro consulta su planilla y dice:
Bien, te has ganado el paraíso. Te corresponde estas túnicas laboradas con hilos de oro y esta vara de platino con incrustaciones de rubíes. Puedes ingresar...
-Gracias, gracias...-dice el taxista.
Pasan dos o tres personas más, hasta que le toca el turno al otro.
-¿Tu nombre?
-Joaquín González.
-El sacerdote...
-Sí.
-Muy bien, hijo mío. Te has ganado el paraíso. Te corresponde esta bata de lino y esta vara de roble con incrustaciones de granito.
El sacerdote dice:
-Perdón, no es por desmerecer, pero... debe haber un error. Yo soy Joaquín González, el sacerdote!
-Sí, hijo miío, te has ganado el paraíso, te corresponde la bata de lino...
-No, no puede ser! Yo conozco al otro señor, era un taxista, vivía en mi pueblo, era un desastre como taxista! Se subía a las veredas, chocaba todos los días, una vez se estrelló contra una casa, manejaba muy mal, tiraba los postes de alumbrado, se llevaba todo por delante... Y yo me pasé setenta y cinco años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia. ¿Cómo puede ser que a él le den la túnica con hilos de oro y la vara de platino y a mí esto? Debe Haber un error!
-No, no es ningún error -dice San Pedro-. Lo que pasa es que aquí, en el cielo, nosotros nos hemos acostumbrado a hacer evaluaciones como las que hacen ustedes en la vida terrenal.
- ¿Cómo? No entiendo...
-Claro...ahora nos manejamos por resultados... Mira, te lo voy a explicar en tu caso y lo entenderas enseguida: Durante los últimos veinticinco años, cada vez que tú predicabas, la gente dormía; pero cada vez que él manejaba, la gente rezaba. Resultados!! ¿Entiendes ahora?